Sunday, August 07, 2005

 

Chicago – junio 1923
Llegué a la estación Illinois Central una mañana de otoño gris y lluviosa. Cargue mi valija y para llegar a la salida tuve que caminar alrededor de la negra, humeante y jadeante locomotora del Illinois Central. A la media hora de haber arribado a Chicago el cuello de mi camisa ya estaba totalmente negro. Al principio, pensé que me había equivocado de estación, nada parecía electrificado.
Pese a todo, tome la valija con la otra mano y comencé a caminar en busca del estudio de Mr. Forrestall que estaba ubicado en el viejo y glorioso Monadnock, uno de los primeros rascacielos construidos en 1883 por John Wellborn Root.
Mi mentor me consiguió un trabajo en el plan de electrificacion de ferrocarriles. Concrete los recaudos para dar clases de dibujos a los griegos y gitanos de mi vecindad y en mis ratos libres me procure un mapa para buscar los edificios que habia visto solo en dibujos.
Mi siguiente objetivo era ubicar a la segunda persona que influyó fuertemente en mí. Alguien a quien había oído mencionar como una de las grandes personalidades de Chicago: Louis H. Sullivan, el maestro de Wright, el que había construido el Auditorio, la tienda Carson, Piria Scout y tantos otros edificios. Todos estos edificios eran maravillosos, casi se comparaban con lo que Otto Wagner había estado haciendo en Viena. Y ese parangón era el mejor reconocimiento de genio que era capaz de conferir a algo construido por el hombre.

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